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Rodaje de "Detour": más desventuras

Para un día que podíamos dormir, resulta que ayer Pablo metió las llaves del Chrysler en el maletero, que quedó cerrado a cal y canto. Estuvimos hasta las 3 de la mañana esperando al cerrajero que nos mandó el RAC de aquí, total, para que nos dijera que contra una cerradura del 63 no podía hacer nada. Empujamos el coche (mamotreto, mamotreto) hasta el aparcamiento más cercano (una media hora de deslome) y, por fin, a las 4 de la madrugada, respondió el dueño diciendo que había vuelto de Polonia y que tenía una llave de repuesto, aunque no está seguro de que funcione. Madrugando para ir a que nos la dé y podamos probarla.

La paradoja del blogger

Ya sabemos que tenemos el blog muy abandonado y agradecemos las presiones de quienes nos exigís nuevas entradas casi se diría indignados por nuestro silencio. Están pasando muchas cosas pero, precisamente por eso, no tenemos tiempo de sentarnos a escribirlas; estamos lidiando con ellas. Gran paradoja, la del blogger: cuando tienes tiempo para escribir, es porque no te pasa nada.
Rodamos el corto de final de curso la semana que viene así que esperamos poder contaros cómo ha ido todo la última semana de este mes.
De momento, sólo un avance de por qué vamos camino de quedarnos calvos.
La historia tenía que suceder de noche en una carretera secundaria. Localizamos un parque-bosque maravilloso en Queens. Pero, como no nos dejaban rodar más de tres días, tuvimos que localizar un segundo parque. Y resulta que en ninguno nos dejan rodar más allá de las 12 de la noche. Como el sol se pone a las 8:00 hoy (y bajando, de aquí a San Juan), eso nos deja con unas escasas cuatro horas para rodar "con luz de noche" cada día. Por decirlo mal y pronto, eso básicamente quiere decir que, aparte de haber tenido que recortar la mitad de planos que Pablo tenía previstos y de haber tenido que reescribir el guión para trasladar cosas que sucedían de noche a la mañana, tendremos que rodar esto por aquí y esto por allí, es decir: "tú la miras a ella ahora y mañana rodamos cuando ella te mira a ti, y a lo peor tenemos que hacerlo en otro parque". Podéis imaginaros el trastorno que supone eso.
Además, gran parte de la acción sucede en un coche, un Chrsyler del 63 tan ancho que no cabe en ninguna plataforma remolcadora, así que estamos peinando el estado de Nueva York y estados vecinos buscando una plataforma en la que quepa el mamotreto.
Mientras escribo esto, Pablo negocia un presupuesto de alquiler de equipo por teléfono y, entre frase y frase, le atiza a la pantalla de su ordenador, que se conoce está haciendo de las suyas.
Os dejo para acudir en su ayuda.
Prometo nueva entrada si el ordenador no ha muerto de aquí a que termine el rodaje y/o no han sucedido otros desastres por el estilo.